Cuando uno viaja a Roma, la ciudad eterna, uno no espera encontrarse tantas manifestaciones del arte Egipcio por las calles, y realmente, a cada paso que damos, nos da la sensación de estar a las puertas de algún templo egipcio.
Llama mucho la atención la gran cantidad de obelisco egipcios que nos encontramos en multitud de plazas de Roma. Si Roma ya es de por si una ciudad increíble, cuando uno ve esos obeliscos, no paras de recordar todas las experiencias vividas en Egipto.
¿Cómo consiguió Roma todo este patrimonio? Es una pregunta con una sencilla respuesta:
Durante la época de los Ptolomeos, Egipto, prácticamente era una provincia del imperio Romano, y cualquier decisión importante, tenía que ser aprobada por el Senado de Roma. Poniéndonos en este contexto, nos podemos imaginar el flujo constante de artículos que salían de Egipto con dirección a la capital del imperio Romano.
Algunos de los obeliscos egipcios se encuentran en:
- En frente del palacio de Montecitorio: Obelisco de Psametico II (siglo VI a.C), traido por Augusto de Heliopolis.
- En la Piazza della Rotonda (plaza del panteón): Obelisco de Ramses II
- En la Piazza del Popolo: Obelisco Flaminio, traído por Augusto desde Helipolis y cuya ubicación original fue el circo Máximo.
- En la Piazza di San Giovanni in Laterano: Obelisco Lateranense, erigido en Tebas (siglo XV a.C) y traido a Roma por Constante II en el año 357.
También nos vamos a encontrar una gran colección de arte Egipcio en el Museo Vaticano de Roma, que a lo mejor no es muy apreciada debido a la gran cantidad de obras de arte que atesora este museo. La colección es realmente increíble: Esculturas, sarcófagos y estelas funerarias, documentos sobre ritos funerarios, obras de la época Romana inspiradas en el arte egipcio y un largo etc…